"Si ya es malo no saber quién es uno (cosa que sucede, a veces); yo creo que mucho peor, es no poder evitar que los demás sepan quién uno es, no poder ocultarse, no poder ocultar la condición propia. Y ese es el control social que ha venido creciendo desde fines desde el S. XIX hasta ahora. Cada vez se reduce más la intimidad de la persona, cada vez es más difícil disimular la totalidad o siquiera una pequeña parte de nuestras vidas, y es inevitable ser reconocido, ser vigilado, ser controlado, ser descripto, ser medido, a partir de detalles."
"En el arte uno no puede aportar otra cosa que detalles. Usted por ejemplo, empieza a tocar el piano, y llega a tocar el piano en un momento de la historia de la música que se ha hecho casi todo.
Repetimos todo lo que se ha hecho, y le agregamos un detalle.
Repetimos todo lo que se ha hecho, y le agregamos un detalle.
Y eso es lo único que se puede aspirar.
Del mismo modo en la literatura, después de todo, no se puede ser enteramente original, sería absurdo e incomunicable. Un ser totalmente original y perdidamente original, quiero decir, que no se pareciera a nada, en principio no podría comunicar. Los escritores se diferencian en un detalle, en una pequeña cosa. No en que inventaron un argumento en el que nadie había pensado jamás."
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