jueves, 30 de mayo de 2013

¿Cómo se llama esto? Y yo que sé, pero ponele Libertad*

Voy a inflar el pecho como un globo. Quiero que afiles tus dardos silbando sobre una bicicleta. Mirame a los ojos. Necesito que sientas miedo de fallar. Mientras mis costillas se separan permitiendo que el viento haga lo suyo (y tu culo tiemble sabiendo que afuera hace calor). Mirame, hijadeputa. ¿Es que acaso no lo ves? Puedo hinchar el pecho y cantar.Pero no me temas! No seré yo el responsable de tu desacierto, sólo me haré cargo de dejarlo en evidencia. Soy tan grande que floto, porque el aire es mío. Aunque todos sabemos que la grandeza de uno depende de la pequeñez del otro; ambas situaciones te incomodan, en ambas te puedo aplastar como a un caracol.  Pero no me temas! puedo vigilarte eternamente, para que no salgas nunca de tu concha. Recuérdalo, fueron muchos años de prisión, te alimenté con mi miedo. ¿Qué se siente cuando el otro tiene la voz? jajaja Oh muerte, pobre de tí. Qué dolor más abrumador el de no sentir dolor. Es la nada. Nunca serás feliz, porque sos incapaz de distinguir si en la lengua tienes miel, o mierda de yacaré. Pero a partir de ahora lo vas a sentir. Te enfrentarás a la verdad. Porque el mero hecho de desafiarte, me permite escaparme del tiempo, no tener principio ni fin. Ayer es hoy, y mañana, y hoy es mañana antes de ayer.  Pero no me temas! Me aburro fácil, entonces Muerte, apuesta a la fortuna, y pídele al santo que me olvide yo de la grandeza y la eternidad. Ojalá pierda la memoria de haber pasado por ese estado para descubrir el camino que lleva a Crecer. Ojalá me interese esa gran apuesta: Crecer. Claro, ese es el camino que quiero recorrer. Si crece el camino, crece el caminante, y si crece el caminante, crece el camino. Oh, todos crecemos. Ya con eso estoy alegre. Con esperarte creciendo soy feliz.  Muerte no seas miedo, Muerte no me tengas miedo, necesito tu amistad para que me ayudes a vivir. Ya con eso soy feliz.




*Mientras escribo, estoy condicionado por esto **.
**Tengan en cuenta esto de los links porque en un futuro próximo voy sacar una edición impresa sin ningún link, porque quiero.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Atendeme

 Te estoy llamando 
                                        (Idea Vilariño)

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.

Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.

Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.




A mover las cachas

Y claramente también preferimos el 

Swing!



 

Pop

Porque en Tuve otro nombre también somos pop.







martes, 28 de mayo de 2013

Tic Tac

Paula Sibilia se despacha en las primeras páginas de El hombre postorgánico con una visión muy clara sobre la maquinaria capitalista:

El capitalismo nació industrial, después de un período de gestación que Karl Marx denominó "acumulación originaria" y que describió con prosa casi literaria en El Capital. Por eso, los principales emblemas de la Revolución Industrial son mecánicos: la locomotora, la máquina a vapor o aquellos telares que los artesanos ludditas destruyeron violentamente por considerarlos artefactos demoníacos capaces de arrebatarles la manera tradicional de conseguir sustento, transformando para siempre sus vidas y la historia del mundo. Al menos en este último sentido, hoy sabemos que los artesanos ingleses no estaban equivocados. Pero quizá la máquina más emblemática del capitalismo industrial no sea ninguna de ésas, sino otra mucho más cotidiana y menos sospechosa: el reloj.
Ese aparato sencillo y preciso, cuya única función consiste en marcar mecánicamente el paso del tiempo, simboliza como ningún otro las transformaciones ocurridas en la sociedad occidental en su ardua transición hacia el industrialismo y su lógica disciplinaria. La historia del reloj es fascinante: su origen se remonta a los monasterios de la Edad Media, precursores de las rutinas regulares y ordenadas, donde se practicaba una valorización inédita de la disciplina y el trabajo. Recién en el siglo XIII surgió el primer reloj mecánico, todavía muy rudimentario. Habrían sido los monjes benedictinos -según Lewis Mumford, la gran orden trabajadora de la Iglesia Católica- quienes "ayudaron a dar a la empresa humana el latido y el ritmo regulares y colectivos de la máquina". Su uso se fue expandiendo más allá de los muros de los conventos cuando las ciudades empezaron a exigir una rutina metódica, junto con la necesidad de sincronizar todas las acciones humanas y organizar las tareas a intervalos regulares. A mediados del siglo XIV se popularizó la división de las horas y los minutos en sesenta partes iguales, como punto de referencia abstracto para todos los eventos. Así surgieron virtudes como la puntualidad y aberraciones como la "pérdida de tiempo". Finalmente, en el siglo XVI, sucedió algo que ahora parece inevitable: el reloj doméstico hizo su aparición. Pero ese encasillamiento geométrico del tiempo no ocurrió sin violencia: los organismos humanos tuvieron que sufrir una serie de operaciones para adaptarse a los nuevos compases. (pgs 18 y 19)

El hombre postorgánico
Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales
Paula Sibilia

domingo, 26 de mayo de 2013

La noche

Cuando la fuerza del hambre se olvida del estómago y mira hacia afuera. Cuando de madrugada los libros se abren pero en lugar de ser leídos son escuchados. Cuando los gritos de rabia salen corriendo porque quieren bailar. Cuando la soledad se quita la ropa y luce naturalmente bella. Cuando los recuerdos secan lágrimas y lloran canciones. Cuando la magia onírica de todos los sueños se proyecta en la pared que antes estaba vacía. Cuando el silencio susurra al oído. Cuando el sexo transforma tiempo en espacio. Cuando las etiquetas se hacen invisibles. Cuando vos sos yo. Cuando es posible creer en algo. Cuando en lo malo hay algo bueno. Cuando por fin la ciudad está preparada para sentirte. Cuando los semáforos se apagan para darte paso. Cuando el cielo abre los ojos para verte volar. Cuando el sol nace grande. Cuando mañana es todo eso. Cuando la fortuna insiste en no conocer el final. Cuando la metáfora se vuelve literal. Cuando pienso en escribir y la noche empieza a llamar.

sábado, 25 de mayo de 2013

Las montañas no enseñan

En el episodio de hoy presentamos: FASCISMO CANIBAL.

Reparto:
- Roberto Canessa interpretando a Goyo "alosdelincuentesloscomemoscrudos" Álvarez
- El Colorado de Omar Gutierrez

Sinopsis: 
Un vecino de Carrasco, indignado con los delincuentes que pululan por la ciudad, convoca a otros vecinos de su barrio para que se unan detrás de las medidas que él va a presentar como forma de frenar la inseguridad que los está comiendo. 
De forma inteligente, el vecino denuncia a las señoras gordas que marcan las casas que luego otros malhechores  robarán. Y en  tono efusivo, el vecino destaca los avances tecnológicos de los que dispone la clase alta de la sociedad para aplicarlos al control social.
Antes de bajarse del escenario que lo convertirá en candidato a las próximas elecciones nacionales, el vecino recuerda una anécdota que lo tuvo como protagonista de una de las tragedias aéreas más famosas del mundo, pero él, consecuente con sus principios, afirmará que eso no es ningún tipo de campaña política.
Por último, la brillantez del personaje hace su última jugada, y el nada improvisado orador, sin miedo a la literalidad de sus dichos, avisa a los niños que se encuentran reclamando por un país más seguro, que las señoras son gordas porque se comen a los más jovenes cuando asisten al colegio en bicicleta.

Del discurso ficcionado, algunos militares y aspirantes a neofascistas resaltarán algunos pasajes que en el futuro se inscribirán en los manuales bélicos. En esos textos, los jóvenes soldados que luchen por desterrar a las otras ideas del mundo, leeran TODO sobré táctica y estrategia para combatir el mal y no descansarán hasta que sus celulares registren cada una de las caras que viven de Av. Italia hacia el norte.

Las palabras:
 
A continuación citamos los puntos más altos del discurso que da vida a la película:

"Tenemos que ser por lo menos como los monos"

"Nos vamos a ir contentos de acá"

"También le queremos decir a los que no vinieron, que también los vamos a ayudar, porque se quedaron en sus casas probablemente para que no se las roben"

"Hay que identificar las motos"

“Hay que identificar al enemigo ¿y ese auto por qué está estacionado ahí? ¿Quién es esa señora gorda que va con dos niños marcando casas que luego serán robadas?”


Desde Tuve otro nombre esperamos con ansiedad el próximo capítulo de esta serie que revolucionó la forma de proponer buenas ideas. Y niños, por favor recuerden: cuidado con las gordas!


miércoles, 22 de mayo de 2013

Es hora de salir de la conciencia

 


Que salgan los dragones 

Una violencia natural
entre la dura y la madura,
vuelve más guapa que ninguna
con una idea original.

La señorita libertad
enamorando a las hambrunas,
su rebeldía en una cuna
la leche quiere derramar.

Es hora de salir de la conciencia
ser aire en el desastre mundanal,
que vuelvan los dragones a volar
para quemar la histórica indecencia.

Los muertos que trajo sin ver la ciencia
el suelo seco del confort social,
la bomba oculta en la vida normal
el miedo en medio de todas las fiestas.

Desde la risa elemental
se robustece la figura
de los santos de la locura,
el animita terrenal.

Canciones para no llorar,
lecciones para la bravura,
que rima con total ternura
cuando es la hora del final.

Es hora de salir de la conciencia,
ser árbol de calleja suburbial,
que nazcan los niños para soñar
la vida sin cabrón ni penitencia.

Que dejemos la risa como herencia,
las ganas como hazaña cerebral,
que vuelva el corazón del animal
para sacar del alma esta violencia.

De la visión de lo normal
sube la mar hasta la luna,
el día empieza como tuna
el niño es hijo universal.

Mejor cambiemos de modal
mostremos todas las censuras,
más abajo de la cintura
Cristo se quiere celebrar

de la semilla semental
ya no cabe ninguna duda,
que si la muerte está segura
la vida quiere vivir más.

Que la trancante sociedad
que cree que todo perdura
la mariposa era cuncuna,
al vuelo se deja volar.

Es hora de salir de la conciencia,
ser aire en el desastre mundanal,
que salgan los dragones a volar
para quemar la histórica indecencia.

Los muertos que trajo sin ver la ciencia,
el suelo seco del confort social,
la bomba oculta en la vida normal,
el miedo en medio de todas las fiestas.

Es hora de salir de la conciencia
ser árbol de calleja suburbial,
que nazcan los niños para soñar
la vida sin cabrón ni penitencia.

Que dejemos la risa como herencia
las ganas como hazaña cerebral,
que vuelva el corazón del animal
para sacar del alma esta violencia.

(Chinoy / Que salgan los dragones)


martes, 21 de mayo de 2013

Es un detalle

De Alejandro Dolina en La venganza será terrible:

"Si ya es malo no saber quién es uno (cosa que sucede, a veces); yo creo que mucho peor, es no poder evitar  que los demás sepan quién uno es, no poder ocultarse, no poder ocultar la condición propia. Y ese es el control social que ha venido creciendo desde fines desde el S. XIX hasta ahora. Cada vez se reduce más la intimidad de la persona, cada vez es más difícil disimular la totalidad o siquiera una pequeña parte de nuestras vidas, y es inevitable ser reconocido, ser vigilado, ser controlado, ser descripto, ser medido, a partir de detalles."

 
"En el arte uno no puede aportar otra cosa que detalles. Usted por ejemplo, empieza a tocar el piano, y llega a tocar el piano en un momento de la historia de la música que se ha hecho casi todo. 

Repetimos todo lo que se ha hecho, y le agregamos un detalle.

Y eso es lo único que se puede aspirar.

Del mismo modo en la literatura, después de todo, no se puede ser enteramente original, sería absurdo e incomunicable. Un ser totalmente original y perdidamente original, quiero decir, que no se pareciera a nada, en principio no podría comunicar. Los escritores se diferencian en un detalle, en una pequeña cosa. No en que inventaron un argumento en el que nadie había pensado jamás."

domingo, 19 de mayo de 2013

Cuando los libros cantaron


El 18 de mayo de 1980, Ian Curtis, el líder de Joy Division decidió poner un punto en las páginas de su historia. En el preámbulo a esa última decisión, estuvo Curtis sentado frente a la TV viendo Stroszek (de Werner Herzog) y en la banda sonora de su despedida, para sellar el mito, sonaría The Idiot (de Iggy Pop). En Control (1/2 y 2/2), la película dirigida por Anton Crobijn (que goza de un casting casi perfecto) aparecen estas y otras referencias, tratando de hacer justicia a lo que fue la vida de quien hace ya treinta y tres años buscó calmar sus crueles tormentos.

 
Pequeño como uno de tus huesos 
Así, así es Mayo.1 

Esos son los vértices de la historia que ahora paso a contar. El viernes 17 de mayo de 2013, fui invitado a la librería El Inmortal, para participar del happening que tendría lugar allí mismo, también esa misma noche.  (Comienza el espacio publicitario) En realidad la convocatoria era para la librería Rayuela, que es como parte de la misma empresa pero con otro nombre, supongo que para acceder también a públicos distintos, ya que la nombrada en primer lugar trabaja fundamentalmente en la compra y venta de ejemplares usados y en cuanto a comics, su oferta es destacada. Recuerdo que hace unos meses, fui a Rayuela buscando la novela de Pedro Dalton: La cara del ángel. En aquel momento estaba agotada (la edición, no la librería), pero la chica que atiende el lugar me pidió el teléfono y al mes siguiente me llamó para que pasara a buscar el libro. (Finaliza el espacio publicitario). Nunca más me volvió a llamar, desde entonces sospecho que todo se trataba de un simple y desafortunado interés comercial.
Antes de recibir el sms avisándome del evento para esa noche, mi único plan era salir del laburo, tomar el óminbus y llegar a depositarme sobre la cama, para levantarme muchas horas después. Es que los días anteriores estuvieron cargados de actividad y carentes de sueño.

Pero quien me invitó era el batero de la banda que cerraría la noche. A él hace mucho que no lo veía tocar. Desde siempre, sus capacidades musicales estuvieron en un estado de avanzada. El sábado anterior al viernes, estuvimos hablando sobre temas generales, por ejemplo nos detuvimos a comentar el último disco de QOTSA y los formidables clips que acompañaron su lanzamiento. Pero el tiempo aplicó su tiranía y la noche se fue sin permitirnos hablar de nuestros proyectos.

Yo seguí con la idea de que él estaba tocando la viola en una banda de música surf.

Con un frío que congelaba los huesos, a las 22.20 del viernes arranqué rumbo a Rayuela. Cuando llegué, luego de atravesar el largo pasillo con una de las paredes tapizadas por ejemplares de varios géneros, encontré el improvisado escenario. En escena estaba un dueto, compuesto por Jimmy Corrigan y Esteban Lussich. Según pude interpretar por el acento, Jimmy es nativo de Washington DC pero hace ya tres años que vive y expresa su arte en Montevideo. Llegó aquí por seguir los pasos de su novia (hoy ya su esposa) a quien conoció cuando ella visitó su ciudad natal metida en el Viaje de Arquitectura.

La sala, formada por dos rectángulos de no más de veinte metros cuadrados cada uno, estaba repleta. Una mesa cargada con libros quitaba mucho espacio en la sala contigua a donde se ubicaba el escenario.

No escuché más de dos temas, muy bluseros, no sé ni cuantos tocó. Pero ese par estuvo bien, y permitió una buena adaptación a ese hábitat, poco habitual para esta ciudad tan gris.

Al terminar me encontré con The Cheese. Él como siempre, llegó con su chica y su cuñada. Tienen muy buena onda, y siempre salen de a tres, por lo que si vos salís solo y los encontras, son los acompañantes ideales, al menos desde el punto de vista matemático.

El siguiente performer de la noche sería un poeta de Rosario (Dpto de Colonia), que la casa anunciaba como el último poeta maldito, y para esa noche tenía preparada la lectura de su obra cumbre “Los niños impunemente escapan del colegio”.
Mientras tanto, nosotros cuatro fuimos a respirar un poco de aire a la intemperie, sobre la calle Tristan Narvaja. Ya en la vereda, The Cheese me conminó a que echara un vistazo dentro del sobre que él abría cuidadosamente, con mucha lentitud.

Apenas la ví, supe que era la flor más linda que vi en mi vida. El aroma era tan fresco como una (comienza espacio publicitario) pastilla Halls (finaliza el espacio publicitario). El color verde me llevaba a imaginarme saboreando su humo espeso quemando las trabas mentales que sirven de reparo para durante el día no perder la cordura.

Tomó un poco de lo que tenía, y comenzó a dar vida y forma a un tremendo porro (petas de los gordos). Durante el transcurso del armado, llegó Lowry, el batero.
- Así que tocas con Bruno Stroszek! le dije.
- Sí hace un par de meses que estoy tocando con ellos.
- Ah, Bruno no es uno solo! - le respondí en tono jocoso.
- Jajaja, no, somos cinco.

Efectivamente, Bruno Stroszek, nace como banda hace ya unos años, en la capital de este país levemente ondulado. Y lo hace también a pesar, muy a pesar del pésimo sistema de transporte público que condiciona la vida de todos los que estamos obligados a salir al mundo para encontrar la pasión que nos motive a seguir adelante.

Esto último es una apreciación muy personal, pero igual lo destaco, porque también puede interpretarse que, a pesar de todos los males, en Montevideo la vida sigue dando lucha.
En paralelo, mientras yo buscaba en la biblioteca de mi memoria, además de ver los agujeros que la hierba verde provocó en lo que una vez fueron datos almacenados en ordenados estantes y hoy no es otra cosa que imágenes distorsionadas y embellecidas por una forma de hacer (y ser); mientras todo eso sucedía, el petardo gigante empezó su carrusel de alegría. Cuando llegó mi turno, aspiré de tal forma que la brasa se encendió en una llama que alcanzó los quince centímetros de alto y me quemó parte del pelo que cuando joven cubría mi frente y ahora la calvicie la dejaba al descubierto.

Me viene un temblor de pensar2

El porro dio varias vueltas a la manzana de los comensales. Y cuando llegó a mí por tercera vez, yo estaba dando vueltas. Estaba enloquecido. El primer síntoma del pegue fueron unas respuestas muy erráticas a preguntas puntuales, del tipo: ¿y? ¿hasta qué hora laburaste hoy?
En un momento de lucidez(?), entendí que lo mejor era no abrir más la boca. Y paso seguido me refugié en mi mente. Eso evitó que los síntomas salieran al exterior en forma de palabras. Pero continuaron saliendo, a partir de ese momento, como fuertes temblores. Luego los temblores se transformaron en una gran parálisis que me afectó la zona cervical y los brazos. Recuerdo que los brazos me quedaron pegados a ambos lados del cuerpo, como si fuese un milico de los blandengues, cuidando al Artigas que lucha por la independencia de mis noches.

Mientras yo temblaba, el resto del grupo jugaba en la rayuela que está pintada en la puerta de la librería. Jugar allí es muy difícil, porque el cielo, está justamente del lado más bajo de la vereda. O sea que uno llega al cielo, bajando. Pero a ellos no les pareció complejo adaptar el significado de los términos a esa realidad. 
Después de tropezarme varias veces a causa de la parálisis, y darme de trompa contra las rejas del supermercado que está en la misma cuadra, volví a reunirme con ellos.
Aunque no lo parezca, esa caminata me hizo muy bien, logró aflojarme. Si el lector nota que no está claro el momento en que me separé del resto y me fui a caminar, es porque yo tampoco lo registré y por ello no lo puedo contar, lo hice porque lo necesitaba, me fui sin avisar (pero fue por un ratito). Recuerdo que a la distancia, los cuatro me miraban y yo me imaginaba que estaban burlándose de mi escape silencioso. Eso me hizo volver más rápido.

Cuando volví, Lowry avisó que estaban por tocar, él iba a entrar.

Como siempre, nos abrazamos y le deseamos buena suerte. Es un ritual muy tonto, ya no estoy de acuerdo con continuarlo, pero plantearlo me llena de vergüenza porque es algo que hacemos desde siempre.
No pronuncié más palabras, excepto cuando le dije:
- esa flor me dejó de las chapas Cheese”
A lo que él respondió muy tranquilo:
- a mi también.
Ah, y también hablé cuando exclamé con cierta rabia:
- mierda! nos perdimos al poeta de Rosario!
Diez minutos más tarde (el tiempo corría de forma distorsionada pero si no eran diez eran treinta, ya conocemos el mundo del rock) entraron los tres, y muy desde atrás, yo los seguí. Nuevamente cruzando el largo pasillo, ahora con libros que hablaban entre ellos y me señalaban por estar drogado. Nunca vi libros tan acusadores, les dije.


Si los topos supieran3 
Foto por BS. Oct 2011

Y ahí cambió la historia. Para mi sorpresa, la banda tocaba con dos guitarras, un bajo, batería y un banjo. Fue mi primera vez en un toque con banjo en vivo.

Armaron lo que faltaba en cuanto a micros y amplificadores, el vocalista pidió que se bajara la luz y comenzaron a sonar los primeros acordes.

Desde los primeros versos ya tomé consciencia que estaba frente a algo nuevo. La fusión que logran es muy particular, y el estilo general de la banda, sonando con mucha fuerza pero a la vez con melodías muy dulces, convertían al lugar en el punto de partida de un viaje atrapante.

Las líneas de bajo se lucían en el fondo del cuadro, al frente, la voz comprometida con los versos que cantaba, inspiraba a los presentes para sumarse a la propuesta.

Quienes esperábamos que algún artista rompiera el esquema local para abrir una nueva opción, ahora lo conseguimos, Bruno Stroszek es la medicina que mejor nos viene.

La búsqueda alternativa de la banda, los llevó a visitar habitaciones con ritmos de tango y vals, algunos solos en sintonía con el legado de bandas como Pixies, y versos que juegan con un lenguaje simple y poético.

Para escuchar a Bruno Stroszek, pueden entrar acá y acá.

Ojo, la calidad de sonido no es la mejor, en vivo el espectáculo alcanzó otras aristas, pero la banda lo vale.

Como en la película de Herzog, hasta en la más brutal soledad el hombre puede encontrar motivos para seguir, y cargar su espacio con una idea estética. Después del frío, de la difícil decisión de no descansar para tener otra noche de rock; después del mal viaje que me hizo esconder una mentira detrás de la promesa de no volver a fumar faso del bueno, y después de encontrar un sonido nuevo en esta ciudad de viejos; después de todo puedo completar mi espacio con los colores del viento que sopla barriendo el cementerio.


Love will tear us apart4

Exactamente 33 años después de la partida de Curtis, Stroszek aparece nuevamente en escena. Y avisa cantando que vivir vale la pena; que lo vale aún cuando no seamos otra cosa que unos pollos bailando la música del destino marcado por el olvido; que lo vale aún cuando las paredes de la ciudad aprietan la mente que busca libertad. Que lo vale, aún sabiendo (como escribió y cantó Curtis) que Love will tear us apart.


1 Un brujo (Bruno Stroszek)
2 Estampita (Bruno Stroszek)
3 William (Bruno Stroszek) 
4 Joy Division