lunes, 3 de junio de 2013

Mañana a las 07:00

"Correr es un tiempo en el que uno está solo, observa Murakami. Y eso es muy parecido al acto de escribir: estás en plena soledad con tus pensamientos, con tus ideas, con tu sufrimiento y con tus pesares. Al escritor no le importa. Es más, le provoca bienestar." 

Hoy un amigo me invitó a correr. Ya me lo había propuesto anteriormente, unas tres veces en los últimos dos meses. Volví a responder con la negativa. Si bien fue una actividad que durante varios años me ayudó a equilibrar las fuerzas que luchan dentro de mi cabeza, en el presente me cuesta mucho romper con la comodidad que proporciona una rutina altamente sedentaria. Es una trampa, pero debo confesar que también me parece tramposa la tendencia comercial que aprovecha el running como herramienta de posicionamiento mercantilista. Cada vez son más las empresas que recurren a las 10k para completar su mezcla de marketing. Supongo que eso también influye en mi resistencia actual a calzarme y salir a pisar las calles al ritmo de mis zancadas.

Así que nuevamente me pregunté: ¿por qué corremos?
Pero lo hice sin intenciones de alcanzar una respuesta, y recordé el placer que sentía cuando lograba vencer las voces que me decían: "pará ya, el cansancio ganó", "las piernas tiemblan, no van a soportar otro metro más", "no sigas, esto no tiene sentido". Pero después de vencer una vez, ya lo sabés: es una cuestión mental. 

Ahora, matando el tiempo que separa las clases nocturnas, me encontré con algunas respuestas posibles para mi pregunta. Están en esta nota de Jot Down.

Y no pares, es sólo un poco más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario