lunes, 5 de agosto de 2013

Aprender a ser, aprender a ver


foto: www.adrianalestido.com.ar

-Hablemos de la foto de tapa. ¿Qué recordás de esa presa y por qué la elegiste para ser la cara de tu libro?


-Esa foto es una de mis preferidas. Recuerdo que estaba haciendo fotos en la cocina de la prisión y en un momento la vi, con ese inmenso cuchillo. Esa misma mujer en un momento me dijo: "quizás debería haber tenido un hijo, para tener algo". Lo fuerte de esa foto es su mirada, el desamparo y la fuerza. Y el cuchillo, por supuesto. Pero más que como algo agresivo, lo siento más como su protección…









-Hay algo curioso en esta serie. Lográs que uno se asombre del parecido entre madres e hijas cuando en realidad es lo más común del mundo…


-Sí. Hay una cosa de simbiosis que yo creo que es la cruz de la relación madre e hija. Lo que hay que cortar para poder ser: la madre con la hija y la hija con la madre.

foto: www.adrianalestido.com.ar
-La serie me hizo pensar en que el desembarazamiento es algo que no existe, que están encintadas…

-Es así. El corte del cordón umbilical es una metáfora que se tiene que repetir a lo largo de toda la vida. Hay que cortar el cordón una y otra vez, y no sólo con la madre. Pero si no se corta con la madre no se corta ningún otro cordón. Eso es algo que se refleja una y otra vez para poder convertirse en un ser humano completo.

-¿Y pensás que eso es más difícil entre madre e hija que entre madre e hijo?
-Sí. Hay algo único en eso de un cuerpo de mujer saliendo de otro cuerpo de mujer. Una cosa de espejo. Es una relación muy fuerte.


 

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